domingo, 22 de abril de 2012

El café


He vuelto ahora, sin saber por qué,
a estar triste, más triste que un tintero.
Triste no soy o, si lo soy, no sé
la maldita razón porque no quiero.
He vuelto ahora, sin saber por qué,
a estar triste en las calles de mi raza.
He vuelto a estar más triste que un quinqué,
más triste que una taza.
Estoy sentado ahora en un café
y mi alma late, late
de sed de no sé qué,
tal vez de chocolate.
No quiero esta tristeza medular
que nos da un golpe traidor en una tarde.
Pide cerveza y basta de pensar.
El cerebro está oscuro cuando arde.

Carlos Edmundo de Ory

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