sábado, 22 de diciembre de 2012

Ir y quedarse



Ir y quedarse y con quedar partirse,
partir sin alma, e ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;
arder como la vela y consumirse,
haciendo torres sobre tierna arena;
caer del cielo y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;
hablar entre las mudas soledades,
pedir, pues resta sobre fe, paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;
creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma y en la vida infierno.

Lope de Vega

sábado, 12 de mayo de 2012

Antonio Vega


Lejos donde no llega la voz 
Rebota el eco de una imagen muda 
El amanecer, con la niebla del recuerdo confundido
Me atrapa y lanza a un viaje veloz
Acercándome al calor de la estrella que persigo
Cuando la noche sólo era el día oscurecido
No existía el dolor amargo del vencido
Cuando vivir no era privilegio restringido
yo podía ser feliz sin ser el elegido 
Hasta aquí he llegado 
desde aquí he partido 
un camino sin descanso que buscó donde nacer 
Antes de haber nacido.

Antonio Vega

Antes de haber nacido es una canción que Antonio Vega sólo tocó una vez en directo, en Bilbao, el 28 de marzo de 2009. Se grabó, pero un fallo del ordenador la hizo desaparecer. Queda este manuscrito, escrito por él de puño y letra.

Dice Rubén


Dice Rubén que quiere la eternidad, que pelea por esa memoria de los hombres para un siglo, o dos, o veinte. Y yo pienso que esa eternidad no es más que una prolongación, menguada y pobre, de nuestra existencia. 

Hay que estar frente a un muro. Y hay que saber que entre nuestros puños que golpean y el lugar del golpe, allí está la eternidad.

Creer en la supervivencia del alma, o en la memoria de los hombres, es lo mismo que creer en Dios, es lo mismo que cargar su tabla mucho antes del naufragio.

Jaime Sabines

sábado, 28 de abril de 2012

25 de abril


Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade
Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada esquina um amigo
Em cada rosto igualdade
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada rosto igualdade
O povo é quem mais ordena
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade
José "Zeca" Afonso

domingo, 22 de abril de 2012

El calvario


Conciben la vida como una partida de ajedrez.
La existencia es un cálculo. No duermen; no aman.
Nacieron con el corazón manchado, sin luz en la mirada,
y viven al acecho, welcome mister, congratulations!
y viven acosados por el color de las circunstancias.
Les sobra astucia, saben elegir el momento oportuno,
las palabras adecuadas, el tono conveniente, el ademán preciso,
halagan, mienten, se desprecian, estudian, aparentan,
buscan el fulgor de las cámaras, la estridencia,
flash sonríe flash posa flash
resplandor efímero okey! trepan peldaños, se van por las ramas,
buscan las lentejuelas de la fama, leen informes reservados, sonríen, visten a la moda, 
buscan sus nombres en las crónicas sociales,
corren, husmean el aire, por las dádivas trotan,
escriben en los diarios, avanzan, retroceden, sonríen,
son discretos,
solicitan audiencias, dan consejos, afinan la puntería,
disparan, van a misa, son como los gatos, saludan, dan la mano,
siempre caen de pie, aclaran la voz, ejem, la impostan, la modulan,
piensan dos, cien, mil veces, no duermen, como los búhos, piensan,
viven agazapados en el color, en catedrales sombrías y vacías.

A su paso se abren las grandes puertas de la nada.

Los camaleones invaden las catedrales
Pedro Shimose

El café


He vuelto ahora, sin saber por qué,
a estar triste, más triste que un tintero.
Triste no soy o, si lo soy, no sé
la maldita razón porque no quiero.
He vuelto ahora, sin saber por qué,
a estar triste en las calles de mi raza.
He vuelto a estar más triste que un quinqué,
más triste que una taza.
Estoy sentado ahora en un café
y mi alma late, late
de sed de no sé qué,
tal vez de chocolate.
No quiero esta tristeza medular
que nos da un golpe traidor en una tarde.
Pide cerveza y basta de pensar.
El cerebro está oscuro cuando arde.

Carlos Edmundo de Ory

jueves, 5 de abril de 2012

Lo que hay que decir

Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,
sobre lo que es manifiesto y se utilizaba
en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,
solo acabamos como notas a pie de página
...

lunes, 27 de febrero de 2012

Fuego y viento

Es una antorcha al aire esta palmera,
verde llama que busca al sol desnudo
para beberle sangre; en cada nudo
de su tronco cuajó una primavera.

Sin bretes ni eslabones, altanera
y erguida, pisa el yermo seco y rudo;
para la miel del cielo es un embudo
la copa de sus venas, sin madera.

No se retuerce ni se quiebra al suelo;
no hay sombra en su follaje; es luz cuajada
que en ofrenda de amor se alarga al cielo;

La sangre de un volcán que enamorada
del padre sol se revistió de anhelo
y se ofrece, columna, a su morada.


Miguel de Unamuno

lunes, 20 de febrero de 2012

XXXIII Aniversario

                                                                                         A Susana 
¡Escríbeme qué llevas puesto! ¿Es cálido?
¡Escríbeme en qué duermes! ¿Es también blando?
¡Escríbeme qué aspecto tienes! ¿Sigue siendo el mismo?
¡Escríbeme qué echas de menos! ¿Mi brazo?
¡Escríbeme cómo te va! ¿Te respetan?
¡Escríbeme qué andan haciendo! ¿Tienes bastante valor?
¡Escríbeme qué haces tú! ¿Sigue siendo buena?
¡Escríbeme en qué piensas! ¿En mí?
¡La verdad es que sólo tengo preguntas para ti!
¡Y espero con ansiedad la respuesta!
Cuando tú estás cansada, nada puedo llevarte.
Si pasas hambre, no puedo darte de comer.
Así que estoy como fuera del mundo,
perdido, como si te hubiese olvidado.


Bertolt Brecht.

domingo, 29 de enero de 2012

Al rencor

No vengas, te conjuro, con tus piedras;
con tu vetusto horror con tu consejo;
con tu escudo brillante con tu espejo;
con tu verdor insólito de hiedras.


En aquel árbol la torcaza es mía;
no cubras con tus gritos su canción;
me conmueve, me llega al corazón,
repudia el mármol de tu mano fría.

Te reconozco siempre. No, no vengas.
Prometí no mirar tu aviesa cara
cada vez que lloré sola en tu avara
desolación. Y si de mí te vengas,


que épica sea al menos tu venganza
y no cobarde, oscura, impenitente,
agazapada en cada sombra ausente,
fingiendo que jamás hiere tu lanza.


Entre rosas, jazmines que envenenas,
¿por qué no te ultimé yo en mi otra vida?
Haz brotar sangre al menos de mi herida,
que estoy cansada de morir apenas.

Silvina Ocampo