lunes, 22 de agosto de 2011

Otro tiempo vendrá distinto a éste...

Otro tiempo vendrá distinto a éste.  
Y alguien dirá:  
«Hablaste mal. Debiste haber contado  
otras historias:  
violines estirándose indolentes  
en una noche densa de perfumes,  
bellas palabras calificativas  
para expresar amor ilimitado,  
amor al fin sobre las cosas  
todas.» 
Pero hoy, 
cuando es la luz del alba 
como la espuma sucia 
de un día anticipadamente inútil, 
estoy aquí, 
insomne, fatigado, velando 
mis armas derrotadas, 
y canto 
todo lo que perdí: por lo que muero.


Ángel González. 
(in memorian Isabel Gómez)

Otras veces


Quisiera estar en otra parte,
mejor en otra piel,
y averiguar si desde allí la vida,
por las ventanas de otros ojos,
se ve así de grotesca algunas tardes.
Me gustaría mucho conocer
el efecto abrasivo del tiempo en otras vísceras,
comprobar si el pasado
impregna los tejidos del mismo zumo acre,
si todos los recuerdos en todas las memorias
desprenden este olor
a fruta madura mustia y a jazmín podrido.
Desearía mirarme
con las pupilas duras de aquel que más me odia,
para que así el desprecio
destruya los despojos
de todo lo que nunca enterrará el olvido


Ángel González

viernes, 5 de agosto de 2011

Bolero


Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.
Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.
Por ahí un papelito
que solamente dice:
Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.


Julio Cortázar.

Yo sé que el tierno amor escoge sus ciudades...


Yo sé
que el tierno amor escoge sus ciudades
y cada pasión toma un domicilio,
un modo diferente de andar por los pasillos
o de apagar las luces.
Y sé
que hay un portal dormido en cada labio,
un ascensor sin números,
una escalera llena de pequeños paréntesis.
Sé que cada ilusión
tiene formas distintas
de inventar corazones o pronunciar los nombres
al coger el teléfono.
Sé que cada esperanza
busca siempre un camino
para tapar su sombra desnuda con las sábanas
cuando va a despertarse.
Y sé
que hay una fecha, un día, detrás de cada calle,
un rencor deseable,
un arrepentimiento, a medias, en el cuerpo.
Yo sé
que el amor tiene letras diferentes
para escribir: me voy, para decir:
regreso de improviso. Cada tiempo de dudas
necesita un paisaje.


Luis García Montero